Vanguardia Organizada del Pueblo

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Fueron los más valientes de SudAmérica, no fueron nunca capturados por los Españoles e Incas. Desde niños son sometidos a entrenamiento de guerra.

Matrimonio Araucano

El Araucano compraba a su esposa, mejor dicho la cambiaban por objetos, animales o comida. Podían tener cuantas quieran, pero que pudieran pagar.

El Araucano entraba a la fuerza a la ruca de su prometida y se la raptaban. Las mujeres lo golpeaban con palos y tizones prendidos, sus amigos lo defendían. Se la llevaba 3 días a un escondite en el bosque y luego volvían a comer con sus suegros como si nada hubiera pasado. Luego sé hacia una fiesta y ceremonia.

Los Juegos

Tuvieron varios juegos pero el más importante fue lejos la chueca.

Es un juego parecido al jockey pero se juega con una pelota de madera. Consistía en mandar la pelota al campo contrario en medio de una confusa gritería.

Los españoles les enseñaron el tejo, naipe, la taba, las bolitas y el trompo.

 

El Nguillatun

En el recinto destinado al nguillatun plantaban una gran rama de canelo, el árbol sagrado de los araucanos y otra de maqui, amarradas a un tronco semejante a una escalera, al monumento se le llamaba "rehue". A su pie colocaban corderos, pan y chicha de maíz en cántaros.

Las rogativas las pronunciaban unos ancianos prestigiosos, al mismo tiempo que ofrecían la sangre de los corderos recién sacrificados. Inmediatamente toda la concurrencia empezaba a dar vueltas en torno del rehúe, cantando y bailando al son de sus instrumentos músicos, poseídos de frenética excitación. La escena culminaba con la subida de la machi al rehue, donde, en actitud arrobada, imploraba a los espíritus los deseos de la multitud.

Las Machis

Las machis eran las médicas o curanderas entre los araucanos. Comúnmente ejercían este oficio las mujeres. Pretendían ser elegidas por un ser sobrenatural, practicaban la hechicería y se creían intermediarías entre la gente y el mundo de los espíritus.

A las machis se dirigían los enfermos para buscar alivio a sus males y los que querían se les adivinase o pronosticase tal o cual asunto. Se les pagaba por su trabajo. Tenían mucha influencia y rango entre los suyos, hacían vida solitaria y se dejaban crecer el pelo y las uñas. Hoy se las conoce con el nombre de brujas.

Cuando un indio se enfermaba de gravedad era llamada la machi, a fin de curar lo que ellos creían un maleficio o daño, para lo cual hacían una extravagante ceremonia llamada machitún.

El Machitún

El machitún era así: dentro de la ruca del enfermo se reunían con él sus parientes. Lo tendían en el suelo y a su cabecera la machi plantaba una rama de canelo. Hacía descuartizar un guanaco, le extraía el corazón y salpicaba con su sangre la rama de canelo. Quemaba algunas yerbas y llenaba de humo la habitación. Luego, recitando palabras cabalísticas, se acercaba al paciente, fingía chupar la parte de su cuerpo en que estaba la dolencia y salivaba rojo. Finalmente, en medio de la sorpresa general, presentaba el espíritu malo materializado en un palito, un inocente sapito o una angustiada lagartija: éste era el daño. Pero había veces que el enfermo no sanaba; entonces la machi se disculpaba diciendo que el maleficio le había dañado al paciente las "entrañas más nobles".

Los Funerales

Respecto a la manera de enterrar los cadáveres, hubo variación de tiempo en tiempo. Antes de llegar los españoles no cavaban fosas para los entierros, sino que los muertos se colocaban convenientemente envueltos, tendidos sobre el sitio elegido, y los tapaban con tierra y piedras, formando un montículo. Más tarde los enterraron en hoyos y colocaban en las sepulturas objetos, alimentos, armas y monedas para un largo viaje que, según creían, iba a emprender el difunto.

De los españoles adoptaron los araucanos el empleo del ataúd. Lo fabricaban de un tronco de árbol que ahuecaban para el caso, y la tapa se hacía de la misma manera.

Los cementerios los ubicaban generalmente en la falda de un cerro y las sepulturas eran señaladas por enormes palos tallados muy toscamente, que representaban extrañas y diversas figuras.

A este cementerio se le llamaba "el tún."

Leyenda del Diluvio Araucano

El pueblo araucano cuenta entre sus mitos con la fantástica leyenda del diluvio universal que reviste cierta analogía con el diluvio bíblico.

Encarnan la leyenda dos serpientes, la llamada TRENTREN, protectora de los hombres, y CAICAIVILU, enemiga del género humano. Un día fueron advertidos por la culebra amiga Trentren que la culebra enemiga les preparaba el exterminio mediante una terrible salida del mar y les instó a refugiarse en el cerro sagrado que ella habitaba, donde sólo unos poco concurrieron. Producida la inundación, a medida que las aguas subían Trentren elevaba el cerro hasta acercarse al sol. Los refugiados se salvaron y los que fueron alcanzados por las aguas quedaron convertidos en peces, cetáceos y rocas. Así fue como se salvó la humanidad.



30/12/2009
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